martes, 27 de abril de 2010

Ruta por el Báltico


ATENCION: esta entrada es podidamente larga, os permito que lo leáis cada día un poquito (y vuestra cordura os lo agradecerá).


Por fin me digno a escribir, se que he tardado mucho, muchísimo, y no tengo excusa. Simplemente no me veía inspirado aun sabiendo que hay mucho que contar. Esta entrada la dedico exclusivamente al viaje que hice hace unas semanas por los países bálticos, concretamente Lituania, Estonia y Letonia, esos países de los que nos acordamos únicamente en eurovisión. Es más, es sorprendente que nos acordemos de estos países únicamente en ese contexto porque no se que coño hacemos viendo eurovisión, será que nos gusta sentir la vergüenza ajena que llevamos provocando durante años. En esta entrada quiero volver un poco a mis orígenes ya que me he dado cuenta de que he ido perdiendo mi toque de fantasía paranoico-surrealista inspirado en la genial Big Fish de Tim Burton y para ello estoy escuchando un grupo metal llamado Iron Fire que me esta gustando bastante. Esto me viene bien, llevo años anclado en los mismos grupos y no salgo de ahí, además de por cierta pelirroja polaca que sabe mas de metal que yo, cosa no muy difícil la verdad. Ante esto me pregunto: ¿Por qué no fui antes al Tandem? Veo los pocos meses que me quedan y me gustaría “resetear” el erasmus y arreglar mis errores, por eso últimamente estoy intentando vivirlo mas a tope, apuntándome a excursiones a lo loco sin importar quien va. Me estoy extendiendo demasiado en este monologo así que vamos al lió.

Prologo: dramatis personae

Antes de nada debo presentar a los personajes principales de esta historia, los 8 que fuimos en la furgoneta. Notareis algo raro en la foto y es el hecho de que casi todos llevan bigote. Unos directamente no tienen barba y a mi no me dio la gana: llevaba casi 1 mes dejándome la barba para poder disfrazarme de lobezno días mas tarde y, aunque no lo creáis, lo conseguí.


Jorge Mercury

Javi “Pancho Villa”

Kaz el Vikingo, como siempre llevando la contraria

Tomer el Picoleto

Juan Mariachi

Chevi “Billy el niño”

Juanlu y Peri, sin motes


En el otro coche iban las chicas: Andrea, Irene, Sara y Vane.


Capitulo 1: vámonos átomos, venga vámonos

Con esta tranquilidad con la que intentan enseñarle a Rainier Wolfcastle esas dos palabras nos atendieron en la empresa de alquiler de coches. Nunca pensé que SUMAR coche+seguro+impuesto para viajar fuera del país se pudiera tardar una hora y haciéndolo por ordenador. Un carretero de la edad media tardaba menos con un ábaco. Muy valiente yo quise conducir: se me caló… varias veces. Eso unido a varios intentos fallidos de aparcar en el Tesco hicieron a Javi temer por su vida y me sugirió conducir en mi lugar, algo que acepte de buen grado para satisfacción del resto. Con la vida de todos en mejores manos nos dirigimos a Vilna, Lituania.


Capitulo 2: Vilnaaaaaa (ábreme la puertaaaaa)

Que cachondo que soy :D. La llegada a Vilna no tuvo ningún incidente notable (al menos que recuerde), solo el trafico de Varsovia y que empecé a incubar un resfriado que me duraría casi todo el viaje. Lo que si que fue notable fue el hecho de poder llegar al centro de Vilna gracias a esos ridículos carteles que encuentras de repente. Viendo que no había manera de encontrar nada, nuestro amigo guardia civil y el ex cantante de Queen fueron a hablar, armados con sus bigotes, con la policía que al menos nos dijo la dirección aproximada, que era justo al contrario de donde íbamos. Tras muchas mas vueltas conseguimos llegar al hostal. No tengo palabras para describir las habitaciones, miradlo vosotros.




Impresionante. Al día siguiente ruta turística por Vilna para terminar bebiéndonos unas cañitas. Las miradas lo dicen todo.

Jorge se le ve puesto que sabe darle al manubrio. Andrea pensando como meterse eso en el… bolso. Peri que casi se le cae el ojo de cristal. Irene suspirando porque ya le gustaría tener uno así de grande... Podría hacer un comentario más pero seria muy carbón por mi parte aunque para los que estuvisteis allí os podéis imaginar en que estoy pensando y en quien ñejejeje. Al salir del restaurante me di cuenta de que por suerte mi madre no me dejo llevarme ni al gato ni al cerdo, si es que cuando una madre tiene razón…


Tras un infructuoso paseo a un castillo (aunque yo juraría que solo era una puta torre), esquivando adolescentes con las hormonas por las nubes armadas con cojines y ganas de zurrarnos llegamos como a un mundo paralelo, un barrio independiente llamado Uzupis, con su propia constitución con leyes como: “derecho a ser feliz”, “derecho a llorar, reír, a no hacerlo” “derecho a cuidar de tu gato y perro y que el cuide de ti”. Justamente ese día se celebraba algo importante. Por supuesto no me entere absolutamente de nada, sólo vi al capitán pescanova entregando parte de su pesca como merito por a saber que, y una chica con déficit de vergüenza haciendo algo parecido a cantar.

Como mi resfriado no tenia pinta de mejorar esa noche no salí, aunque otros fueron a “only dancing”. A la mañana siguiente partimos a Tallin, Estonia.


Interludio 1: pescando en el Báltico

Cuenta la leyenda que en una oculta bahía del Báltico, una maldición persigue a los idiotas que se quieren bañar en sus aguas que están a -3243 grados creyéndose que es coca-cola.




Ese funesto día perdimos a Juan y a Peri.


Capitulo 3: Tallín (Ezo ande está? T’allín! LOL! O_oU)

Mi humor se disipa a cada palabra que escribo. Tras X horas de viaje llegamos de noche para variar. Preguntando se llega a Roma o algo así dicen, lo que no te dicen es que se te mete un hombre de mediana edad borracho en el coche diciéndote que te metas en dirección contraria y saltándote 3 carriles de una avenida para llegar a un hostal con un cartel a la entrada que dice: hostal cerrado, preguntad en información. Se les olvidó poner un numero de contacto, que despiste jopetas! (o joputas mejor dicho). Buscando buscando gracias al botones de un hotel y el miniportatil de Peri encontramos otro hostal regentado por una mujer que solo aceptaba dinero negro porque el lector de tarjetas era cosa del demonio, concretamente de su jefa que tuvimos el placer de conocer al día siguiente: si los billetes dolieran le habría pegado en la cabeza con ellos. Aprovechando la ocasión, y es que no todos los días se conocen demonios así como el que no hace la cosa, le pedimos que nos trajera de vuelta a Juan y a Peri. Sorprendentemente accedió, pero a cambio de un sacrificio con consecuencias terribles. Sin duda elegimos a Juanlu para la tarea…


Limpiar los cuartos de baño que estaban tela de asquerosos. Una vez Juan y Peri regresados del reino de los muertos, hicimos turismo. La ciudad en si muy bonita, pero le sobraba la lluvia y la niebla.

¿Qué nos aguarda en el futuro Chevi?


En el cruce maldito deberéis detener vuestro viaje, sólo para empezar uno nuevo.


Pues vámonos a Riga, Letonia


Capitulo 4: Riga

Me quede sin chistes malos. La llegada a Riga fue bastante fácil, hasta yo podría haberlo hecho sin poner en riesgo la vida del resto. Una vez en la capital, misma operación: preguntar a las personas más inútiles. Vimos un grupo de rubias y salio Chevi a preguntarles como se iba al hostal y, viendo que tardaba, fui a ayudarlo con las chicas. Cuando ya estaba a distancia de visión… la que menos tendría 40 años, algo que no pareció importarle a Chevi: para gustos colores… y edades menopausicas. Mas o menos nos indicaron como llegar ya que no hablaban muy bien ingles: en sus tiempos aun no había llegado allí :D. Seguimos avanzando y vi un grupo de personas a las que pregunte en ingles y me respondieron en un perfecto español, que puntería, lo malo que no sabían muy bien el sitio, solo la zona aproximada. Aparcamos donde pudimos y un “Rigano” nos indico el sitio exacto del hostal. Sacamos las maletas y fuimos al hostal. Una vez allí nos atendió una mujer de la quinta del grupo que encontramos antes, bastante agradable por cierto, no así como su compañero, un retaco de medio metro con pantalones cortos, bufanda y cierto amaneramiento que, en su conjunto, quedaba bastante cómico a pesar de su mala leche. Como no le funcionaba el ordenador no pudo comprobar que teníamos una reserva, y tampoco se molestó en dar el beneficio de la duda o de buscarse la vida de cualquier manera, así que nos pedía que le pagásemos inmediatamente. Por suerte había una señal wifi y con el portátil de Peri miramos el correo de Juan en el que venia la reserva. De repente el enano se volvió simpático y nos dejo pagar al día siguiente. Esa noche celebramos el cumpleaños de Sara en el Friday’s, restaurante que no había oído hablar en mi vida y, como nos gustó, fuimos también a cenar al día siguiente.


Hamburguesas cargadas de energía, jumm!

De todas las ciudades que visitamos esta fue la que más me gustó, un centro bastante bonito y supongo que el buen tiempo ayudó a mejorar esa percepción. 2 días allí y nos fuimos a la última parada antes de volver a Cracovia: el parque de Bialobielska a ver los Zubrones.

Capitulo 5: El parque de los gñeeeeee… trata de arrancarlo… en mitad de la autovía!


A 4 Km. de Riga, la furgoneta dio todo lo que pudo. Por suerte se paro justo delante de un semáforo (si, semáforos en las autovías, acabas acostumbrándote) de un cruce, y justo a la izquierda había un parking. Después de cientos de llamadas y 5 horas de espera apareció la grúa. La verdad tuvimos mucha suerte en varios sentidos, como por ejemplo la cercanía de Riga, ese parking, que ocurrió por la mañana con un día soleado y que en la gasolinera de al lado vendían cerveza. Este incidente provoco una necesidad de trabajo en equipo bastante eficiente en el que todos pusimos de nuestra parte ya fuera haciendo llamadas, buscando hostal, comprando comida, cocinando, etc.

Aquí comenzó este nuevo viaje. Casualmente ese día llegaron otros amigos nuestros: Rafa, Irene, Eli y Alberto y nos recomendaron el hostal en el que estaban. Mientras yo y Peri íbamos con la grúa al taller donde me preguntaron si iba a pagar inmediatamente al de la grúa o todo en conjunto (jojojo me parto), el resto fueron a ese hostal. Cuando llegamos… increíble. Para empezar la recepcionista estaba tremenda, a los nuevos clientes les invitan a una cerveza, además de que la sala común es un bar lleno de cervezas y sofás, por lo que era de esperar el estado de embriaguez del resto que ya llevaban allí un par de cervezas. No me podía esperar menos de un hostal que se llama Frank’s :D. Además, por la noche organizan rutas de bares con el dueño, un australiano que es un crack. Esto fue la cara buena, lo peor fueron las constantes llamadas sin información ya que justamente pilló un día de fiesta, el no saber cuando ni como íbamos a volver y las pocas garantías que nos daban. Al final tuvimos que pasar 2 noches allí y aun contando con estos problemas, fueron los mejores días del viaje en los que yo ya estaba recuperado del resfriado.

Por fin nos informaron de cual seria el plan de regreso: un conductor con una furgoneta igual vendría desde Varsovia. Y así fue, el conductor y su novia, más los 8 que estábamos para una furgoneta de 9 plazas. Histéricos porque ya no sabíamos que más nos podía pasar le preguntamos al conductor. Por suerte el y su novia solo venían a darnos la furgoneta ya que el se quedaba en un hostal y volvería en tren. Ya me imagino a este hombre en su casa recibiendo una llamada: “oye, que tienes que llevar una furgoneta a Riga, entre 8 y 10 horas de viaje”. Tras cagarse en los muertos llamaría a la novia: “Churri, ¿has estado alguna vez en Riga? Pues venga que nos vamos”. Eso si, seguro que no le contaría ni el como ir ni cuanto duraría el viaje. Nada mas entregarnos la furgoneta, marchamos a Cracovia sin pasar por el parque. En teoría íbamos a turnarnos todos, pero Peri se ultradopó de un sucedáneo de Red Bull llamado Pittbull y estuvo conduciendo durante cerca de 12 horas. Quitando el rodeo que dimos por Varsovia para poder salir de allí, no hubo ningún incidente notable. Una vez en Cracovia fuimos a la empresa de alquiler a reclamarles todo lo que pudimos. Nos pagaron los días perdidos, las noches en el hostal y un taxi. Supusieron que comimos del aire y nos comunicamos por señales de humo por lo que no nos dieron más, sólo un 10% de descuento si volvemos a contratar esta compañía.

Y así termina esta aventura en la que tengo que resaltar y agradecer el genial trabajo en equipo que tuvimos ante la adversidad.





2 comentarios:

  1. He de decir que hay algunos errores en la escritura, es lo que tiene el copia pega de un word en el que estuve escribiendo durante unos dias. Llevo un rato intentando arreglarlo y estoy harto, ademas de que me da miedo a que se me borre todo, especialmente por las fotos que llevo casi 1 hora para subirlo y ordenarlo

    ResponderEliminar
  2. weii Fran! cómo molan tus historias!!
    Un beso!
    Sol

    ResponderEliminar